sábado, 3 de agosto de 2013

VIERNES CON OLOR A MUERTE


. ¿La muerte tiene aroma? 

.  Sí, como también textura, sabor, sonido  y color.

Inicios de la mañana, el frío me invita  a acomodarme con los brazos cruzados en el cálido sillón, mientras espero  los resultados de la necropsia e intercambio ideas  con el enfermero, que me persuade de hablar sobre  la muerte  y mi muerte, entonces recordé  los  viernes  cuyo aroma tuve  enfrente.




Algún viernes  a inicios de los noventa, mi padre me cargaba dentro del  vehículo,  mientras éste ingresaba a un alegre bosquecillo, cuyo verdor competía en intensidad con el azul del cielo. El resto de pasajeros  conversaban animados y acompasados  por el alegre huaynito que sonaba, mientras la sencilla felicidad que llevaba se  detenía en pensar que juegos con mis primos compartiría en casa. De pronto el eco de las risas desapareció, las conversaciones se transformaron en inteligibles murmuraciones y el terror  desdibujó los rostros… fue la primera vez que el olor a  carne podrida y cocida al sol me detenía, nacido de trozos de carne  ofrendados y unidos  a la corteza  de los árboles, testigos estos que a gritos proclamaban la fugacidad de la vida y que días antes en unidad hilvanada formaban alguna autoridad. Era el alevoso martillo del terrorismo que  golpeaba en su forma más miserable y cruenta… el país se desangraba por cortes-explosiones de  vehículos-dinamita, como el  del alcalde, quien junto a toda su familia, habían sido dinamitados  por  terroristas.

En la universidad, los viernes del décimo ciclo no dejaban indiferente a nadie, era el día  de todas las logías (patología, tanatología,  sicología, sexología   y un largo etcétera). Ese viernes la clase práctica se desarrollaría en el cementerio, previa advertencia de llevar una eficiente mascarilla la asistencia en esa ocasión no era obligatoria, a nadie se le podría obligar a ver lo que nos tocó ver y sobre todo llevarse el recuerdo que nos llevamos. Era   muy temprano, los convencidos por la concupiscencia intelectual llegamos junto al profesor y advertimos que  todo en el lugar se encontraba  dispuesto,  rodeando a quien desde hace tres meses yacía allí. Todos con diferentes actitudes;  los familiares lloraban, los policías con deseos de irse lo más pronto posible, los panteoneros   con indiferencia y el personal médico imperturbable. Con una orden se dio inicio a esa extraña  liturgia tanatológica, cual canto llano, a una solo nota, los panteoneros retiraron la inmaculada y pesada lápida; donde pude distinguir un distinguido nombre. Luego con increíble habilidad y agilidad  extrajeron la tierra que  nos separaba a nosotros del objeto de estudio (para nosotros)  y a medida que avanzaban un penetrante y extraño  olor se acrecentaba. Por fin el ataúd estaba afuera, se escuchó algún sollozo y junto a éste el  ruido de los clavos retirados de la madera para luego  mostrarse su contenido. Aquello parecía una orgía  de extrañas criaturas, algunas alargadas y otras redondas, que en banquete desordenado danzaban, comían y bebían a gusto. Por cualquier lugar que se cortara y abriera  ellos salían. El rostro desfigurado por ampollas parecía explotar, mientras el más extraño,  fuerte y desagradable olor hacía cubrir a todos sus narices y causar devoluciones a una estudiante.  Tomadas las muestras y retornados a sus lugares los  vivos y muertos,  nos dimos cuenta que nos llevábamos algo del encuentro, como una especie de resaca que no nos dejaría por varios días.

Todos los Jueves Santos, en todas las  iglesias del mundo, se levanta El Monumento; un altar  adornado  generalmente de flores y velas, donde se guarda  la Eucaristía, pues la liturgia prohíbe la celebración de misa el Viernes Santo porque  quien la celebra es el mismo Cristo desde la cruz. Visitar  El Monumento en Viernes Santo  es diferente a visitarlo un día antes, las flores  expuestas a las velas y luces mucho tiempo desprenden un aroma distinto, pesado, abrumador, de no querer estar allí, en oposición al olor de hace unas horas que  recordaba un jardín  granizado de dulces y exquisitos  aromas.  La atmósfera se torna asfixiante por el calor emanado de los cirios que no solo van matando la vida de las plantas sino calentando todo a su alrededor, el ambiente es casi vacío, mudo  y de soledad. Pero, siempre ese día recuerdo que al viernes le sigue el sábado y a éste el domingo, y siempre llegará  ese domingo en que la semilla caía  de la flor  muerta,  nos sorprenderá a todos con  una explosión y un nuevo aroma de  vida. 






20 comentarios:

  1. Creppy! Sorry pero como que le temo a los muertos... no a la muerte, sino a los muertos... no puedo tocar uno... me da pavor, no sé por qué.

    Cuidate

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  2. Ok pero no olvides que no hay muerte sin muerto Erik. Te cuidas.

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  3. Recordé una película, si no me equivoco se llama patología, llena de muertos y sangre. Yo nunca he visto un cadáver en estado de descomposición debe oler terrible!

    Cdt

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    1. Hola jossep, huelo como no tienes idea. Intentare ver la peli, me gusta el cine. Gracias por venir por aqui. Saludos.

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  4. Te digo que nunca he estado en un cementerio por la noche, qué se sentirá? jajaa mejor lo dejo ahi. Fue una extraña experiencia la tuya!!

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    1. Maxwell, yo sí, en un cementerio de un pueblito del Valle del Colca, pero solo fuimos a contarnos historias de miedo, en ese marco todo se pone tétrico, pero el miedo se nos fue cuando un borracho se nos acerco y nos comenzó a hablar estupideces jajaja.

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  5. Hola:

    Gracias por comentar en el blog. La muerte tiene olor...a veces de miedo...a veces de esperanza.

    Saludos

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    1. Doctor, gracias por venir. Exacto la muerte tiene distintos tipos de aroma, de fin o de comienzo también, me imagino que tú lo sabes mejor que nosotros. Bienvenido.

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  6. Como dice el gran Sabina, "la muerte es solo la suerte con una letra cambiada" tétrico tu relato, espero no soñar con muertos.


    Saludos

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    1. Dicen que la música trova es para inteligentes y no le podría añadir nada a lo dicho por Sabina. Oh, espero (despues de leer tu relato de Calixto) que te estes entreteniendo con el felino y ya no sueños con muertos. Gracias por venir.

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  7. Una vez acompañé a mi hermano a la morgue y vi una pierna y un brazo pero no estaban fresquito jajaja dicen que el olor es nauseabundo así que no está en mis planes tales pesquisas. Sobre la muerte, es lo más natural de la vida, incluso son aveces los nacimientos los que pueden ir en contra de lo natural. Abasho!

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    1. Bueno los cadáveres de la morgue son un desastre, a parte de estar descuartizados, muchos ya no tiene órganos (bueno tampoco los necesitan) me imagino que en algun momento por tu profesion podrias trabajar con ellos.. que te parece. Saludos.

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  8. Creo que los muertos a pesar que no hablen, siempre nos dicen mucho.

    María de Lima.

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    1. Sí, nos dicen muchas verdades y entre ellas la verdad más segura que tenemos, que en algún momento nos iremos. Gracias por venir.

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  9. Tremendas historias, sobre todo la del cadáver desenterrado, realmente terrorífico. Yo creo que espantan más olor y la descomposición que la muerte misma como hecho natural. Pienso también que la evolución nos ha hecho desarrollar este "espanto" instintivo para que huyamos de posibles infecciones y contaminaciones, y como parte del instinto de conservación de la vida. Recuerdo que siendo niño un día acompañaba a mi padre mientras intentaba limpiar una cueva que encontró casualmente en un terreno suyo, y de repente aparecieron restos humanos. Era un enterramiento de aborígenes, y debía llevar allí varios siglos. Fue la primera vez que vi una calavera, pero no recuerdo ningún susto ni sensación traumática. Pienso que debía ser porque todo olía a tierra, a raíces y hierba seca. Quizás sea ese el olor de la paz eterna, y por eso ya no espanta. Interesante tema, da mucho que pensar. Un abrazo, Aristio.

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    1. Hola Roberto. Pues como escribí arriba, el olor que sentí en la exhumación fue terrible y se quedo impregnado en la ropa (obviamente la lavé después de ello pero creo lo sentía por varios días). A las calaveras si no les tengo miedo pues en el laboratorio del colegio desde primaria me sentaba junto al esquelete humano que había inclusive le puse nombre jajaja. Gracias por venir y comentar. Saludos.

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  10. Viernes que te quiero viernes, yo debí nacer un viernas santo, pero nací un miércoles, pues mi madre quería asegurarse hubiera doctores para la cesarea y ningún imprevisto.

    Me gustan los viernes

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  11. Hola Alvaro, pero a todos nos gusta el viernes, solo recordaba ese viernes que fui a la morgue que han sido coincidentemente viernes los que he tenido las experiencias descritas. No se porque tu comentario me recordó a cierto poema de Cesar Vallejo.... Gracias por venir.

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  12. Qué mieduuuu! No había leído esta entrada, muy buena!
    Escribe muy bien sabes?

    Un beso!

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    1. Hola Marité, pues en realidad esta entrada no la redacte pensando en asustar sino en recordar las expetiencias que he tenido con sentir el olor a muerte. Muchas gracias y te cuidas.

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