Está por concluir a pocas horas en
este lado del hemisferio el mes de julio. Y como es costumbre en este blog,
debemos recordar al dios de la Música. Sí… al eterno Juan Sebastián Bach.
En filosofía existe una rama que
se dedica al estudio de la belleza, es la estética (creo que todos deberíamos estudiar
los grandes problemas de esta rama con tanta anti-estética que observamos,
sobre todo en las instituciones públicas of course). Uno de los problemas que
plantea la estética es ¿Por qué es bello
algo? Y la respuesta la encontramos en dos teorías: La belleza es objetiva pues
el objeto es bello por si mismo, independientemente de toda opinión. La otra
posición afirma que es el sujeto quien
otorga la calidad de bello a determinado objeto (más adelante algunos propondrán
incluso que la belleza debe ser
reconocido por lo que dice la mayoría ¡hola democracia!).
Pitágoras propone (como buen
matemático) que lo bello debe guardar la simetría y armonía. Creo que es algo
que debemos tener en cuenta, fuera de las ideas democráticas de lo que es
belleza (¿Podrá decidirse que la Piedad de Miguel Angel es una escultura bella
luego de un referéndum?).
Y esa simetría y armonía la
encontramos en mucha música clásica por ejemplo. Un caso de ello es el llamado
Canon del Cangrejo, que fue compuesto como parte de una obra más grande llamada
Ofrenda Musical por Juan Sebastián Bach en 1747, creada a propósito como
sugerencia del rey de Prusia, Federico el Grande a partir de una melodía que el
mismo creara (El monarca era un melómano nato).
¿Por qué Canon del Cangrejo? Ante
todo un canon es una composición musical en el que los diferentes instrumentos
se van incorporando a la composición repitiendo la misma melodía.
Ahora bien, no hace falta conocer
mucho de música para observar las partituras del Canon del Cangrejo y observar
que la composición puede ser interpretada desde el inicio o desde el final.
¡Es un palíndromo musical! (osea
como las palabras que se pueden leer igual de izquierda a derecha o de derecha
a izquierda). Si hacer un canon, ya es difícil, hacer uno que suene igual tocándolo
desde el inicio o desde el final, solo lo pueden hacer los privilegiados. Algunos
investigadores inclusive encuentran la estructura musical en la forma como se
compone el ADN, las escaleras reversibles de Escher y en la naturaleza. Entonces, es obvio el nombre de "cangrejo".
En el video que encontramos a
continuación, apreciaremos todo lo dicho. Si aún no hemos escuchado al divino Bach, hay que acostumbrarnos a oírlo.
Impresionante, maravillosa esta composición de Bach, Aristio, no me cansaría de escucharla. Y qué interesante esta reflexión que nos regalas sobre la belleza. Yo, sinceramente, no lo tengo claro, Ari, aunque pienso que todo lo bello siempre nos produce una emoción agradable, y nos eleva (... en el sentido espiritual, por supuesto, no me sea mal pensado...). Hay tantas cosas bellas, y todas distintas... Y entre ellas no conocía hasta ahora este prodigio de Bach, y realmente suena divino. Me encanta y me emociona, aunque no sabría explicarlo. Simplemente me parece bello :-D . Gracias y un abrazote, Ari, y que tengas un hermoso día.
ResponderEliminarTi sí sabes eh..jejeje
EliminarSaludos.
María de Lima:
ResponderEliminarTiempo que no me daba unas vueltas por tu blog. Muchas gracias por alegrarnos la tarde. Besitos.
Besos para ti también.
EliminarBach sorprende siempre!
ResponderEliminarOf course.
EliminarDisfruto escuchando música clásica, mas ya en el leer partituras y composiciones, soy un lego en la materia.
ResponderEliminarNo sabía que escuchabas música clásica ¿Cuál es tu compositor favorito?
EliminarYo tampoco se leer partituras, saludos.
No tenía ni idea.
ResponderEliminarEs genial.
Muchas gracias por compartirlo.
Saludos.
Saludos Toribio.
EliminarOye, tienes ya rato de inactividad. ¿Todo bien?
ResponderEliminarBueno, estuve con varias cosas, ya estaré publicando. Saludos.
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