domingo, 6 de octubre de 2013

CONCIERTO PARA GATO EN MIAU MENOR


Definitivamente no era un gato cualquiera, éste tenía una gatuna autoestima  elevada exponencialmente por encima de sus  siete vidas.

La casa era muy grande (tan grande que tenía viñedos, piscina, campo de tenis  y hasta un cerro). Por ello  podían tener una gran cantidad de mascotas, pude contar una docena de perros, algunas tortugas, incontables loros y una decena  de gatos. Sin embargo, entre todos ellos destaca el minino blanco,   era pues el non plus ultra de la sociedad felina, El Gato de la casa.

Por su apariencia me recordaba al gato angora de Blofeld (el archienemigo de James Bond) o al quisquilloso Pelusa de Stuart Little. Era blanco, subido de peso, con abundante pelaje, largos bigotes, una enorme cola que siempre la meneaba parada y una cara de apestarle casi todo lo que le rodeaba. Dejaba en claro que él era distinto, entre otras cosas, porque no solía juntarse con el resto de habitantes caninos, felinos  o plumíferos de la casa, eso no.

Su rutina se encontraba estrictamente establecida y no incluía variaciones de agenda. Casi todo el día permanecía durmiendo sobre su almohadón ubicado en la terraza de la casa. Solo interrumpía esa principal actividad para comer o trasladarse junto a las macetas de la terraza a fin de tener un ambiente más cálido, jamás lo vi perseguir a un ratón.

Para la hora de la comida, que en esa casa se servía con exquisita puntualidad, las mascotas eran atendidas después de concluido el servicio  y en ambientes distintos pues no había algún Fray Escoba que pudiera detener la naturaleza de tanto cuadrúpedo transitando cerca  unos a otros. Y era de verse que para este momento,  nuestro bigotudo  personaje  no se dignaba bajar a comer junto a sus camaradas, esperaba que estos se fueran y recién  allí,  con toda la tranquilidad del mundo merendaba hasta la  saciedad. 

Una de las últimas noches, casi a mitad de la cena y a través de las grandes ventanas,  nos percatamos que los gatos se encontraban merodeando el comedor desde el patio, suponíamos que no se les había dado de comer y por ello estaban inquietos. De pronto comenzaron a aullar de manera alternada como si quisieran manifestar su incomodidad, un verdadero concierto de maullidos, notas y contrapuntos, en uniformidad, con  segundas y  hasta terceras voces, pero un jocoso y animado coro, a esta altura la aburrida cena se había convertido en un festín de risas.



Pero, ni aún ante la hambruna desatada, el minino blanco  se encontraba entre  los afectados por la inanición y participando de la manifestación popular-reivindicadora-musical. Hasta que un grito nos hizo levantarnos de nuestros asientos y dirigirnos a la cocina. La escena no podría haber sido más pintoresca, pues el gato que faltaba (adivinen quien), fiel a su personalidad, aprovechó la salida de la encargada de la cocina  para saltar sobre las ollas y después de tumbadas las tapas  de las ollas estaba procediendo a servirse a gusto y augustamente lo que le viniera en gana. De pronto uno de los dueños de casa cogió un periódico y se acercó decidido a enseñar buenos modales al majadero asestándole un golpe en la cabeza (Jossep yo se que amas a los animales pero créeme que era necesario sancionar  al infractor). Ante ello, nuestro amigo lamedor de mostachos, pronunciando en protesta un enérgico ¡miau! ante la indolencia de su dueño,  salto en medio de los presentes y raudamente se dirigió al interior de la casa mientras ayudábamos a ordenar las cosas. Sin embargo ingrata fue nuestra sorpresa al retornar al comedor que los cantores  bigotones habían logrado entrar al ambiente y encabezados por el felino blanco terminaban con  nuestra cena, en medio de platos y cubiertos, pisando ensaladas  ,  panes y frutas,  sin dejar cada miembro del coro de seguir cantando imperturbablemente  en miau....  menor.

A propósito de esta historia (se me vino a la cabeza  después de haber leído sobre Calixto, el gato de Malquerida, pero que en realidad no es su gato) recordé que en la ópera existe una pieza musical siu generis inspirada en el maullido de los felinos. La compuso nada menos que Giovacchini Antonio Rossini (un compositor de difícil interpretación, en la que destaca Juan Diego Florez de manera extraordinaria). Se trata del conocido  Duetto Buffo di due Gatti (Dueto humorístico para gatos), inspirado dicen las malas lenguas en la burla que quería hacer el maestro Rossini de las sopranos que olvidaban al momento de cantar las letras de sus canciones. Por eso me animo a presentarles tres versiones de esta alegre composición, como para amenizar el finde  (los que no suelen escuchar ópera no se angustien pues la composición es una obra muy corta, Gary no te duermas please) espero lo disfruten como yo.

La primera es interpretada por la soprano Sachika Ito y el tenor Luciano Motto, es la versión más humorística de todas. 




Despues tenemos la que más me gusta (por la magnífica interpretación y lo inmaculado de las voces), esta versión es la del Coro de Niños Chez Pascal Sevran. 






En la última intervienen  mi soprano favorita,  la extraordinaria  Monserrat Caballé y la no menos famosa Concha Velazco.



33 comentarios:

  1. Como he disfrutado tu post en la tarde de domingo, gracias.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Que bien que te haya gustado Vero, gracias por venir por aqui. Que tangas una bonita semana.

      Eliminar
  2. Me caen más simpáticos los perros.
    Me parecen más nobles.
    Los gatos es como si tuvieran un diablo dentro.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Comparto tu opininón de que los perros parecen mas fieles y sinceros, no es por hablar mal de los gatos pero me parecen medios hipocretones. Saludos Toro.

      Eliminar
  3. No lo disfrutaría, no sé, muy meloso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajaja pero si son solo maullidos de gato y no de gata Maxwell. Saludos.

      Eliminar
  4. Qué simpática esa composición de Rossini, muy original sí que sí.

    Tu anécdota es curiosa xD Aquí a las justas tenemos un perro. Prefiero los animales chicos, como los hámsters.

    Saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A mi tambien me parece extravagante, pero bonita. Sin embargo existe otras piezas operisticas donde los protagonistas son los animales, como El Gato con Botas y la Zorra Astuta, pero esta de Rossini el sonido onomatopeyico es el protagonista.

      Eliminar
  5. Nuna he tenido un gatito, creo que por eso, no sé mucho de ellos, pero de lindos y melosos lo tienen todo. Saludos

    ResponderEliminar
  6. los gatos son maravillosos!!!
    son mucho más suspicaces que los perros
    más independientes, más intuitivos
    pero sobre todo nuca pierden su lado salvaje

    buena semana

    ResponderEliminar
  7. Ya me estaba imaginando a ese super gato gatuno, ja ja ja. Saludos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Lobezna imagínetelo y súbele aún de peso, era regordo jajaja :)

      Eliminar
  8. Yo amo a mi gato que no es mi gato pero si, me gusta como son aunque tengan el diablo dentro como dice Toro jaja.

    beso gracias por la mención.

    ResponderEliminar
  9. Un post muy gatuno!! La primera versión musical está genial, pero sin duda me rindo ante Montserrat Caballé y Concha Velasco, las dos tienen una bis cómica muy acentuada, sí, está claro que Concha es más conocida por la gran cantidad de comedias que ha interpretado, pero Montserrat tiene un sentido del humor muy suyo, que le sale siempre en algunas entrevistas que le han hecho.

    Para despedirme no te envío un saludo ni un abrazo.

    Te envío un "¡¡marramiau!!" :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Jajajaja me hiciste reir mucho Ximo, gracias por venir por aqui y tienes muchas razón la dupla del vídeo la soprano y la actriz esta muy bien compuesta. Saludos.

      Eliminar
  10. Wow, tremenda historia la de los gatos. Yo adoro a los gatos, Aristio, y he compartido parte de mi vida con ellos, aunque reconozco que son animales a medio domesticar. Todavía tienen ese impulso salvaje muy difícil de controlar, y cuando menos te lo esperas te salen con actitudes muy humanas. Imprevisibles. Son muy suyos, y ese gato blanco del que hablas era todo un personaje, jeje. Bueno, y esa pieza de Rossini es todo un descubrimiento para mí, es bien graciosa. Aunque las notas iniciales tienen como un aire fúnebre (o a mí me lo parece), y nada hace pensar lo que viene después, jeje. Las tres versiones me gustan, cada una en su estilo. La de los niños suena divina, pero yo personalmente no trago los coros infantiles, Aristio, me parecen como muy soberbios los pequeños. Cosas mías..., jeje. Un abrazote, Aristio.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Si, este minino blanco era un todo un personaje, pero tiene otras historias eh, espero poder sentarme a escribirlas. Me imagino que has tenido varios gatos y por eso me comentas con conocimiento de causa, yo solo he tenido perros, que por lo demas han sido verdaderos mienbros de la familia, pero a mis padres no les gustan muchos los gatos, pero estoy seguro que este si les hubiera gustado. ¿Que no te gustan los coros infantiles? jejejeje pero se les ve bien educados y para nada bullangeros jajaja. Gracias por comentar Robert, un abrazo también.

      Eliminar
  11. Y todavía queda gente que piensa que los gatos son simples animales...

    Saludos

    J.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Parece que siempre nos dan sorpresas, por encima de cualquier otra mascota. Saludos J.

      Eliminar
  12. María de Lima:

    Bonita historia y muy bien narrada, gracias por poner esa muestra de ópera tan entrentenida, muchos pensabamos que era música aburrida pero veo que no.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias a ti por venir Maria, me gusta que te haya gustado la historia. Saludos.

      Eliminar
  13. Me encantan los gatos, los salvajes mucho más. Una de las razones es porque son muy parecidos a nosotros.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Yo creo que algo hay de cierto en lo que afirmas, tienen a veces actitudes muy humanas, pero de las negativas tal vez. Gracias por venir y comentar,

      Eliminar
  14. Jajaja, oye pero me perdí al final, creaste la historia o sucedió realmente? Si fue que sí, qué lindo el gatito blanco! Y a quién se le ocurre pasar por alto la cena de los mininos pues u.u Culpa del dueño, no de los gatitos!

    Besito :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Mina, la historia sucedio, aqui si se puede decir: vi un lindo gatito jajaja. Pienso lo mismo que tú, que los responsables son los dueños de los animales por olvidarse de atenderlos.

      Eliminar
  15. Me caen muy simpáticos los gatos, me gustó la historia, Un beso.
    Y la música es muy bonita.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Que bueno que te haya gustado, y que bien que te gusten los mininos. Saludos Amapola Azul.

      Eliminar
  16. Si, si, muy buena la historia de los gatos. Los gatos siempre han sido muy traicioneros y muy independientes, no les gusta que les marquen las pautas y tienen esa bonita costumbre de subirse a lo que haga falta y apropiarse de la comida. Sin embargo, yo he aprendido en casa de unos amigos hace unos meses que a los gatos también se les puede educar para que no hagan esas cosas... ver para creer.

    Bicos Ricos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Entonces se puede educar a los mininos, todavia los dueños de toda esa tropa tienen esperanza jajajaja. Gracias por venir.

      Eliminar
  17. Ya lo había leído! :D Pero entonces no tenía a Gaturrita :)

    Mi gatita es mi bebé, nos comunicamos y entendemos bien. La cuidé como a mis hijas cuando llegó a casa chiquitita y ahora que está más grandita es más independiente, pero muy mimosa. Yo la amo, antes de daban un poco de miedito, pero ahora que tengo una, estoy feliz :)

    ResponderEliminar

Gracias por compartir !